miércoles, 16 de septiembre de 2015

Poema: El Matricida
Efrain Alatriste Nava

Sobre el banquillo gris, del acusado, 
se encuentra un hombre de mirar perdido 
y de ver su semblante entristecido 
el corazón se siente apesarado. 

Hundida entre las manos la cabeza 
y sumido en el mar de sus sollozos 
ante la ley brutal y los curiosos 
que mofándose están de su tristeza. 

Grave y sereno el juez; fruncido el seño 
impasible se encuentra en el estrado 
sin embargo en la faz del magistrado, 
se adivina un pesar jamás domeño. 

El turno es del fiscal; con voz de trueno 
ante la turba hostil de odio cegada 
lanza su acusación de hiel cargada 
cual lanza la serpiente su veneno. 

¡Ahí lo tenéis señores es la bestia! 
el hombre sin entrañas el ladino 
el ser más despreciable ¡el asesino! 
que priva de la vida sin molestia. 

¡Es un chacal! malvado y truculento, 
un ente sin piedad ¡un MATRICIDA! 
quien con sus garras arrancó la vida 
de la mujer que le brindo el sustento. 

De la mujer que lo veló de niño, 
de la mujer que lo forjó en su sangre, 
de esa mujer que como toda madre 
le arrulló alguna vez en su corpiño. 

Y cómo le pagó ¡qué cruel delito! 
que injusticia sin par… que cobardía 
arrancarle la vida en forma impía 
señores este ser ¡es un maldito! 

Es un chacal y al condenarlo en suerte 
que se cumpla la ley en su persona 
y si Dios su pecado le perdona 
¡Que la justicia le condene a muerte! 

Calló el fiscal; la turba enardecida 
con rugido feroz gritó al momento 
¡Muera, muera; pero antes al tormento! 
¡Que muera el indeseable matricida! 

Habla por fin el juez desde su estrado 
imponiendo silencio al ruido hecho 
y dice: todo ser tiene derecho 
que hable sobre el asunto el acusado. 

Anegados los ojos por el llanto 
la faz ajada… hirsuta la cabeza 
jamás he visto tan fatal tristeza, 
jamás he visto sufrimiento tanto. 

… ¡Yo soy el asesino la he matado! 
y lo juro ante Dios… ¡no me arrepiento! 
si por ello me aplican cruel tormento 
por su dicha lo doy por bien empleado. 

Más mienten los que dicen que con saña 
a mi madre maté, ¡miente la plebe! 
yo la maté sin el dolor más leve 
la maté con amor, y así no daña. 

La maté con ternura, suavemente 
… se extinguió su existencia tormentosa 
cual leve palpitar de mariposa 
y abandonó la vida… dulcemente. 

Dulcemente murió, ¡cuánto la quise! 
difícil es medir lo que es cariño 
maté a quien me arrulló cuando era niño 
sin embargo es amor; porque lo hice. 

Cuántos de los hipócritas humanos 
a quien yo supliqué pidiendo ayuda 
hoy me escarnecen con terrible duda 
¡y todavía pretenden ser cristianos! 

Cómo sufrió mi madre ¡pobrecita! 
con atroces dolores en el pecho 
implorándole a Dios desde su lecho 
¡sufriendo aquella enfermedad maldita! 

¡Jamás he de olvidar aquella noche! 
en que gritando de dolor me dijo 
¡Mátame por piedad, mátame hijo! 
y no esperes de mi alma ni un reproche. 

Yo bendigo tu mano hijo de mi alma, 
¡Mátame ya!… y dame sepultura 
yo bien sé que mi mal no tiene cura, 
¡Mátame por piedad!… dame la calma. 

Y ese grito salvaje y lastimero, 
que anhelaba la muerte suplicante 
taladraba mi alma a cada instante 
¡Mátame hijo! ¿Dios mío por qué no muero? 

Y se ofuscó la luz de mi conciencia, 
y dejé de ser hijo… ¡fui verdugo! 
y le arranqué del sufrimiento el yugo 
yo le quité señores ¡la existencia! 

Lo demás ya lo saben; qué tortura 
¡ya no soporto del dolor el peso! 
y aquí me encuentro ante vosotros preso 
y es mi única pasión la sepultura. 

Mas no es la ley quien deberá juzgarme, 
aunque sí soy culpable de eutanasia 
no se van a reír de mi desgracia 
¡No lo harán! porque yo ¡voy a matarme! 

Una daga sacó de la cintura 
que en el pecho clavose con violencia 
al cielo suplicó ¡Señor… clemencia! 
y se borró en su rostro la amargura. 

Y así termina la existencia agita 
de un hombre que de amor es ¡MATRICIDA! 
y deja en los annales de la vida 
¡UNA HISTORIA DE AMOR CON SANGRE ESCRITA! 

webgrafia: http://es.slideshare.net/lourdesjuarezz1/poemas-para-declamar

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